lunes, enero 23, 2006

Me sorprendió el día bajo tus cobijas. Enredada entre el aroma a madera. Mi cabello reposaba en la almohada y mi hombro en tu pecho. Ver como tu respiración cambiaba, sentir como tu corazón latía, hasta caer en la inconciencia y en la eterna flacidez de mis piernas entretejidas con la tuyas.
Me soprendió la tarde sobre tu vientre.
Acariciando los párpados color café.
Desgarrando los recuerdos que habitaban en tu espalda.
Nadando entre tus lunares y dejándome sorprender por tus dedos.
Tus pies acariciando los mios que no se dejaban de mover.
Me sorprendió tu aliento que tocaba mi entrecejo.

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