jueves, mayo 11, 2006
Todo iba cambiando.
El cabello se le quedaba entre sus dedos, los huesos se veían a través de la delgada piel, palida, los labios resecos, ojos desorbitados que deseaban ser como antes.
Ya no era la misma, su tono de voz debilitaba las frases que salían de su boca, se estaba yendo, se estaba despidiendo pero nadie la escuchaba, nadie lo quería entender.
Un día ya no pudo más y se fue sin decir a donde, caminó por los pasillos, delgada, pequeña, frágil e invisible.
Pero su música sigue en esa casa.